Introducción
Cuando se es
joven uno no sabe cómo le va a ir en la vida y siempre se está lleno de
ilusiones y pajaritos en la cabeza, por otro lado, las chicas todo lo ven color de rosa, perfumes
en el pelo y mariposas en el corazón. Qué
lindo es la juventud, no hay quien no la recuerde con agrado, con alegría y
hasta con nostalgia. Los viejos cuanto
añoramos esos tiempos dorados, que sentimos se nos han ido en un santiamén, nos
regocijamos el alma por todo lo vivido, por las amistades compartidas, por los
amores furtivos.
Y quiero
comentarles una cosa, siempre que miro las fotos del pasado, las de mis
compañeros de clases de la escuela y los de la universidad, cuando me fijo en
sus rostros, el de todos mis amigos de infancia, ahora que estamos viejos, pues
yo los veo igual que cuando de jóvenes, los mismos rasgos, los mismos rostros,
las mismas maneras, los mismos dejes, es que siempre idénticos, con la única
excepción de las arrugas, y en algunos la barriga que ha aumentado su tamaño. Lo mismo puedo decir de las chicas, cada vez
más guapas, a ellas se les ha quitado lo de niña y se han convertido en todas
unas reinas.
Ese ímpetu de la
juventud realmente hace hombres verdaderos, que dejan atrás la etapa de la
adolescencia para asumir tareas de verdad, ya sea en beneficio propio o para
los demás, ya sea para continuar estudios, para buscar trabajo, para emprender
una causa social o para luchar por el bienestar del pueblo, por las libertades
y la justicia, por la liberación y la emancipación de las naciones.
Siempre los jóvenes se han caracterizado por su fortaleza, sus bríos de
libertad, por su entrega a las causas del pueblo, a las causas de los
necesitados. Qué lindo fue ver en las
calles a los jóvenes en Guatemala protestando y luchando en contra de la corrupción
en su país, que de forma pacífica
durante varias jornadas de manifestación abarrotaban las calles y avenidas, hasta
que lograron lo imposible, derrocaron al gobierno de Otto Pérez Molina. Ese gesto de patriotismo y lucha combativa
lo llevan los jóvenes en la sangre, son la fuerza motriz, son el futuro de las
naciones.
Qué lindo es ver a los jóvenes de organizaciones sin fines de lucro como
TECHO que andan por las calles bajo el inclemente sol o la lluvia pidiendo con
sus alcancías para recoger fondos y construir pequeñas casitas para la gente
que carece de una, es sorprendentemente admirable como se aprestan a la construcción
de esas pequeñas casas para la gente necesitada, como bajo el sol o la lluvia
entregan su tiempo para esa loable labor en todos los países latinoamericanos.
Felicidades a todas esas organizaciones sin fines de lucro como TECHO que
además de ayudar al necesitado, también fomentan valores positivos en los
jóvenes, les dan una educación formativa, aprenden el amor al trabajo, les
enseñan a trabajar en equipo, algo tan importante en estos dorados tiempos
donde la educación formal en Latinoamérica
carece de estos contenidos.
Pero así como hay muchas cosas positivas en los jóvenes, también hay que
recordar que la juventud hoy en día está expuesta a muchos peligros, a muchas
amenazas que pretenden destruirla, perjudicarla y hacer de ella un guiñapo sin
fuerza ni voluntad. Puede que los males
y peligros sean tan antiguos como la existencia del ser humano, pero los
métodos son cada día más sofisticados haciendo que uno caiga en sus garras más
fácilmente.
Este
pequeño libro pretende despertar la mente del joven, mostrarle un camino a
seguir, inyectarle la semilla de la curiosidad para descubrir las cosas buenas y
no ser una víctima más.
Buenas
Suerte
William
Pavón
Guatemala
2017
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